El Gran Hotel Budapest (2014)



Siempre he comentado que las nominaciones a los Oscar de 2014 fueron algunas de las mejores en los últimos años, cada película era entretenida, masivamente popular para el ocasional cinéfilo y merecidamente ganadora de la atención que la academia le brindó.
Ya hemos hablado de 2 de ellas con Birdman y Whiplash y hoy volvemos de nuevo con The Grand Budapest Hotel o El Gran Hotel Budapest dirigida por Wes Anderson.



NADIE hace películas como este hombre, y The Grand Budapest Hotel es una apropiada elección  para conocer sus peculiaridades y su ordenado estilo en su filmografía, pero tengo que admitir que solo he visto entera ésta, y cada vez que le definían como director, no comprendía muy bien a qué se referían al decir que Anderson tiene cierta manía por el orden y la composición de las tomas que se vuelve en algo agradable para la vista; lo que es una perfecta definición y un gran elogio no solo a él, sino también a todo el equipo de producción y cinematografía que han estado a su lado y comparten ese gusto por  la producción y el color para dar la simetría que ya es su marca.
Como antes dijimos en otras entradas, el cine es un trabajo colectivo que requiere de la cooperación y coordinación de muchos trabajadores y es muy raro darle crédito solemne a una persona como el director de cine, pero cuando una obra tan personal parece tan anclada a ese sujeto que hace creer al público que es una obra controlada al 100% y una extension de su pensamiento y obra, nos referimos a él como un autor igual que sucede con Alfred Hitchcock o Stanley Kubrick.



Anderson parece ser  uno de los mejores directores de los últimos años para los críticos, y debo decir que con la cinta de hoy me ganó por completo, y no solo por la dirección y el tiempo, sino en su implicación en la narración de la historia y como decide proyectarla en capítulos y partes, más su manejo sobre uno de los temas que hablaremos hoy, el trabajo técnico, la forma de editarlo y el cómo deciden grabarlo.
No mucha gente le da importancia a lo largo del cine, pero esta película se toma la tarea de que veas las formas distintas de como seria grabar con una cámara digital o con una cámara con cinta que se anclaría al proceso desde los años '30 hasta la forma de grabar de los años 50 o 60 con el panorámico.


Fox Searchlight Pictures es un estudio de producción en dar ese apoyo y atención a películas independientes ante un público europeo y luego al estadounidense debido a su objetivo de diversidad cultural o con directores con potencial a ser criticadas académicamente por ellos para sus nominaciones, algunas de sus películas os sonaran como con las ya mencionadas, La forma del agua (2017) Isla de perros (2018) 12 años de esclavitud (2013) Cisne Negro (2010) Fantastic Mr. Fox (2009) la futura y bizarra obra del director Taika Waititi con Jojo Rabbit (2019) o Gracias por fumar (2006) de la que ya hemos hablado en el blog.
Aún no sé que sucederá con este estudio después de la compra por Walt Disney Studios. pero espero que no se cierre o tomen un control agresivo viendo la profesionalidad y magníficas películas que han creado y las oportunidades que han brindado a estos equipos durante años.

Volviendo a la historia, Anderson se une con un control de este estudio como productor y guionista con Hugo Guinness quienes se basaron en los libros de los años '20 y '30 del escritor austriaco Stefan Zweig aunque uno hubiese pensado en que es una historia propia debido a cómo Anderson la desarrolla, pero tras leer algunos resúmenes y comentarios de texto puedo decir que la influencia del autor está clara por el contraste del ficticio país ante el inmigrante Zero, los escenarios nobles y oscuros como el palacio de la Madame en comparación de los otros escenarios como la prisión, la zona de trabajo de Agatha o los cuartos de Zero y el propio Gustave, y su inevitable conclusión.
Hay ciertos argumentos que justifican la autoría, viendo que el señor Stefan hace referencias muy explícitas al alzamiento de la Alemania del Tercer Reich, y la situación de pobreza de los países después de la Primera Guerra Mundial, conque es también significativo como logran representar en este mundo y país ficticio de Zubrowka una fuerza nacionalista también irreal, el malestar y bienestar de los ricos, y las consecuencias de su existencia para nuestros personajes. Es más, directamente desde el principio definen la localización como la República de Zubrowka, antiguo sitio del Imperio que le precedía.
Nos estamos alargando conque vamos con la historia de la magnífica película The Grand Budapest Hotel:

La historia es contada por varios narradores sobre como el famoso caballero Zero Moustafa (F. Murray Abraham) conoció a nuestro Autor (Jude Law) y debido al agradable trato que han mantenido y las admiraciones que muestran como lector y él como huésped de su cómodo hotel, decide abrirse y concederle una entrevista sobre como llegó de la nada a tener dinero y reconocimiento, junto a la propiedad del famoso Hotel Budapest en el que pasa sus días.
En 1932 Zero (Tony Revolori) comenzó a trabajar como un botones en la última época de mayor esplendor del Hotel Budapest en la que estuvo al mando del concierge Mr. Gustave (Ralph Fiennes), un meticuloso, pulcro y ordenado hombre que con la precisión de un reloj y excelente dirección  mantiene las condiciones y el servicio del Hotel a la alta fama que se la conoce.
Pronto y ante la eficacia y rapidez con la que el joven aprende, Gustave tomará un especial interés como su mentor y guardián, llegando Zero a sincerarse por su gusto en su trabajo, su pasado y su primer amor, la joven repostera del pueblo, Agatha (Saorsie Ronan) otro personaje ordenado y preciso, que así Gustave consiente sin perder la profesionalidad. 
Así se mantiene messier Gustave sin ni siquiera abrirse lo suficiente para explicar sobre sus hábitos y gustos por las no tan jóvenes viudas ricas que se hospedan en el Hotel Budapest que requieren de su completa atención personal.
Una de ellas a la que tiene un afecto casi romántico es Madame D. (Tilda Swinton) quien fallece un mes de su ida ante sospechosas circunstancias, partiendo Gustave y Zero a su velatorio en donde descubrirán que Gustave ha sido reconocido en el testamento como uno de sus seres más allegados, dejándole un invaluable cuadro ("Boy with Apple") que ambos disfrutaron en sus momentos privados, para descontento de los buitres negros que veremos en la lectura de su testamento.
La trama llevará a un giro de 180º cuando Gustave será detenido por la policía ante la sospecha de su muerte, el cual ha sido orquestado por el hijo mayor de Madame Desgoffe, el descontentado Dmitri (Adrien Brody) y su siniestro, gótico y peligroso lacayo Jopling (Williem Dafoe).
Así Zero nos cuenta una dramática aventura en la que fue a salvar a su maestro, guardián, y amigo  de  la prisión para limpiar su nombre y el del Hotel Budapest con graciosas situaciones y ridículos eventos que de alguna manera son preservados del tiempo histórico en el que vive Zero.




Una de las cosas que cruzaron por mi mente fue la posibilidad de que si Wes Anderson llevaba esta historia atando su forma de dirigir con las características de los principales personajes, podría quitarles cierta personalidad y esa fuerza, vamos que no llegasen a sentirse como personajes, pero gracias a la narración, los cortes y los saltos en el tiempo, la paleta de color y el desafío de rodar la gran producción ante la limitada ilusión de fotografía de 4:3 ofrecen una sincronía que no obstaculiza la forma de ser de los personajes, por lo que Gustave no se siente como un modelo ante una extensión de la película ni ningún otro personaje. Después de todo tenemos el contraste del aspecto del Gran Hotel Budapest ante la dirección de Gustave y con la que tendrá en manos de Zero a tiempo de entrevista (Aunque debo decir que me gusta ese estilo post-hippy de los '60) con el Autor que pasa a ser de Cinemascope.



La introducción me encanta, es cálida, callada, pero llena de admiración por los geniales coros y por la Lectora, una joven que a decir verdad siempre me ha parecido una familiar de Saorsie Ronan, leyendo el libro en honor al Autor (No será la única viendo que más de uno lo ha homenajeado), y éste descubriendo a Zero en la comodidad de su fuente de inspiración favorito, el Hotel Budapest.


Mirándolo en el sentido narrativo, es una historia que la Lectora está leyendo en memoria al Autor que nos relata el momento en que Zero le narra su pasado sobre cómo llego a dirigir el hotel.
Cada narración es separada en el presente que podría ser entre 2010-2014, en 1985 con el Autor interpretado por Tom Wilkinson grabando con un molesto hijo suyo (Me parto con ese crío y la rápida disculpa) sobre su última visita en su lugar de inspiración favorito, a 1968 en su joven versión conociendo a Zero narrando este el año 1932 los eventos de los que somos testigos.
Está claro que la forma en como vuelven al principio de la introducción al relato es una inspiración de Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles ¡mi director favorito! Y una de las inspiraciones de Wes Anderson aunque Kane fomentó en todo el cine su uso de narraciones y flashbacks en ella.


La separación narrativa va añadida con los métodos de grabación más apropiados del momento y eso nos lleva con el aspecto técnico de la cinematografía, algo que no hemos hablado en el blog pero que va siendo hora. Wes Anderson utiliza apropiadamente las reglas y los métodos de rodar enteramente la trama en 4:3 para ir cortando poco a poco con el Autor y Zero en una grabación de 2.35:1 Cinemascop que es más familiar y propia de los años '60 por la ampliación de la vista panorámica y la luz del entorno. Luego pasa al formato empleado de 16:9 que vemos hoy en día.
Cada narración y el color que se emplea en dar a la historia un momento cinematográfico es uno de los más destacados momentos en la carrera de Anderson y puedo decir sin equivocarme que es el primero en emplearlo de una manera tan coordinadamente intercalada y tan bien usada en darle a la trama esta una nueva característica.
Esto tiene un nombre, la "Mise-en-scène" o la puesta en escena que ya hemos comentado, pero hablaremos de eso más tarde junto a su relación final y el control que emplea el director en eso.
Tan solo prestad atención al detalle, el encuadre de la escena en cuanto vemos a Gustave moviéndose por todo el hotel, la atención a la luz y los colores cálidos como el rojo en el vestíbulo, y el morado del uniforme con el resto de las paredes y cuadros de la habitación de Madame D.



(Existe también una cantidad de tomas en donde pretende recalcar cierta geometría, algo normal en la composición de tomas de muchas películas, pero aquí no se siente solo por ser un artista, sino también para romper ese orden en muchas escenas.)

 


Lo dicho, Anderson emplea un bueno uso de estas técnicas para distinguir primero la narración, pero también usar en las cámaras de 4:3 técnicas propias de rodar en panorámico como es el uso del fondo sobre el personaje para definirlo, conque también hay cierto desafío por desarrollar los personajes y dar pistas al espectador en las motivaciones u actos de ellos.
El desafio de rodar los eventos en lo que sería el glorioso montaje del cine en su época dorada no serian difíciles, pero crédito a Anderson por atraer al espectador a su historia en una forma no tan usada de grabación ante los medios digitales contemporáneos.

Por ejemplo esta toma, el 4:3 no es que llegase en su momento dejar ver el fondo o el decorado para definir a su personaje, aquí Anderson acepta el desafío y muestra el despacho del inspector Albert Henckels para definirlo como otro hombre ordenado inspirado por Gustave, junto con el progreso de su investigación por detenerlo junto a otros criminales, ademas de mantener en este pequeño espacio para la cámara el mobiliario de la época o un retrato de quien puede ser su padre, personaje que Gustave conoció. Esto creo que solo lo he visto en M con Fritz Lang.

The Grand Budapest Hotel también es conocida por incorporar una cantidad abrumadora de reconocidos y populares actores que participan brevemente en ella.
Esto en su día era llamado "reparto coral" aunque ya no tiene mucho sentido seguir llamándolo así viendo que hoy en día la empresa del cine está más interesada en TODAS sus películas en reunir viejas estrellas con nuevas estrellas del momento pero sin dar una oportunidad a hacer castings a actores en potencia.
Tenia sentido nombrar uno a uno a actores del momento para recalcar los roles que comparten como iguales independientemente de la trama como en The Magnificent Seven (1960) la original Ocean's Eleven, Love Actually (2003) o en nuevas películas como Malditos Bastardos (2009), The Monuments Men (2014) y The Expendables (2011), y puede funcionar exitosamente como en estos casos, o fracasar como la aberración que es Movie 43 (2013).


Es más, ya para el siguiente año y en épocas de nominaciones La Gran Apuesta se burló de esto al reconocer que la siguiente escena con temas financieros la explicaría de la nada una atractiva Margot Robbie en una bañera de espuma (Podría haberse cortado un poco el Adam McKay la verdad), en vez de el frustrado personaje de Christian Bale.



Aquí puedo decir con suspiro que funciona bastante bien, y es capaz de distinguirse del resto de castings en el cine de hoy, pero este uso de "reparto coral" no es tan igualitario, más bien su brevedad y el mayor enfoque en Zero y Gustave como el de los narradores dan ese sentido de este variado reparto, entre ellos tenemos algunas inesperadas joyas como el regreso del popular y siempre genial Jeff Goldblum interpretando con sus conocidas y queridas características al contable y abogado Kovacs, un misterioso personaje que ha sido el encargado de atesorar los bienes de Madame D. pero también es un empleado del desconocido dueño del Hotel Budapest con el que Gustave rinde cuentas. 
Genial personaje, es un placer tener de vuelta a un tremendo y divertido actor de nuevo en la luz del público actual y que sea correspondido tras esta aparición y su rol en Thor Ragnarok (2017).




Edward Norton aparece con una actuación genial pese a estar también implicado ese año con Birdman.
Adrien Brody exitoso modelo del que se han burlado por su decisión de saltar a actuar en películas, es increíblemente competente al igual que amenazante como Dmitri, a decir verdad me ha impresionado verle interpretar el rol tanto furioso como callado y analizando la información que le dan junto con las pausas y el gusto por dejar sin salidas a su presa en el final de la película.
Tiene una rabia contra Gustave que es entretenida de ver cuando entran en conflicto, ¡es la representación del adolescente que se queda sin palabras y recurre a los puños cuando le dejan en completo ridículo! Sumadle las puyas y la contestación que le dan con el cuadro ante la persistente homosexualidad que cree ver en Gustave como si fuese un insulto, y tendréis un personaje de lo más pérdido en sus palabras y a un Gustave que es un puto amo.



Amigos del director como Bill Murray Owen Wilson conforman ese reparto coral en roles también igual de impecables y sutiles como Brody, conque incluso actores criticados por su sarcasmo, inexperiencia o dificultad para trabajar con ellos serán vistos en sorprendentes roles incorregibles.
Pero tenemos también actores como Léa Seydoux (para mí la mejor chica Bond hasta ahora) que no aportan NADA pero que están ahí porque... ni idea, pero es igual, quedaos con los que tenemos.



Aún hay más pero iremos hablando de algunos de ellos en adelante, por ahora vamos con nuestros protagonistas Zero y Gustave.
Me llena un poco de pesar que durante el tiempo que estuve escribiendo este borrador, investigando datos y el cómo afrontar el análisis de El Gran Hotel Budapest descubrí que Wes Anderson ha sido un racista casual en ciertos momentos, demostrando muchos de esos argumentos en sus otras películas como señaló Leon Thomas en Renegade Cut.
Ahora, no voy a tratar de explorar ese aspecto de su persona en esta entrada, pero escuchando los justificados motivos de Leon uno puede observar que The Grand Budapest Hotel es de las pocas obras en las que se salva de esa injusticia debido a intensas pero cortas escenas en las que luchan porque Zero sea tratado como un igual, luego pongo la siguiente y tensa escena del tren que todos conocemos.



Zero primero se nos es presentado en su adultez con logros y éxitos que lo han formado en un hombre de gran admiración por muchos, y aunque comparte protagonismo con el caucásico Gustave su relación funciona en la trama hasta que evolucionan como compañeros de igual posición, pese a lo joven e inexperto que es Zero.
Cierto, tal vez no era necesario ver al blanco y exitoso caballero defenderlo y gritar con furia e ira a los militares que pretendían hacer lo que TODOS SABEMOS con el inmigrante de papeles no ordenados, pero no es una debilidad ni una muestra de ello que un hombre de color necesite de la compasión de otros para defenderse, esto es una construcción de su relación y el periodo que dentro de poco el país de Zubrowka saldrá de ella, pero aún así puedes ver la ignorancia de Anderson en usar a un actor con familiares y raíces de Guatemala para que interprete un personaje de ascendencia árabe que parecen pretender que es de la India, del que luego en el salto del tiempo lo lleve un actor de tez inexacta y ascendencia bastante complicada debo añadir (Investigad a F. Murray Abraham os vais a llevar un sorpresa la verdad) pero que su familia proviene de Siria.
¡Consistencia, ahora solo en un 50% si estas atento!

A pesar de este incomodo detalle que debía mencionarse, Zero es un integrado y formal personaje que puede representar también el resultado del trabajador que opera con rapidez, más eficacia y es justamente recompensado por su trabajo pese a ser algo menor en el esquema; lo mismo sucede con Agatha, salvo que en su caso Her Mendle se lleva todo su reconocimiento.
Zero es interpretado por Tony Revolori quien hará en el futuro a Flash Tompson en la versión de Marvel Studios de Spider-Man, pero aquí es introducido por primera vez y debo admitir que aprende muy rápido en imitar la actuación de Fiennes.


Era un buen año de actuaciones a los ojos de la academia y en cierto modo es una pena que no llegasen a prestarles atención a él y a Saoirse Ronan hasta Lady Bird (2017).
A pesar de que el personaje no llega a dar el sentido literal de que es un igual ante Gustave o con su versión adulta y con más experiencia, no daña al personaje ni a la trama y presenta una gran cantidad de buenos momentos al acompañarlo como influencia en su vida.
Peeerooo luego tenemos esta escena de 0 experiencia y requisitos, que puede ser la mecha de todo lo que hemos hablado. A mi me gusta por como remarcan ese orden con Gustave llamando messier Mosher (Larry Pine) y vemos las largas tomas y secuencias en ese increíble escenario, y una rapidez e impecabilidad que es característico de Gustave y que luego Zero tratará de proyectar.
Pero oye puedo entender ese rango de incomodidad esperada de todo a la gente que le gusta una pica de controversia y encontrar las imperfecciones de todo el mundo.


Aún así quien es el foco del espectáculo cuando vemos la historia en esa cámara de 4:3 es Ralph Fiennes como Gustave, uno de sus mejores roles y actuaciones que ha hecho y el antecesor amigo común como explica Zero para dar pie a su increíble relato (El pasado se desarrolla en 3 o 4 partes como si de un libro fuese).
No solo es increíblemente conmovedor y agradecido con su pupilo en cuanto la trama avanza, pero Fiennes tiene una compresión total con el personaje, tan claro que es capaz de expresarlo en todo aquello que conoce y mantiene con gusto en su compostura, posición y cada vez que tiene la oportunidad de recitar poesía, hasta después romperlo en puntuales momentos de legítima comedia como cuando huye escopetado después de comprender que Heckels le va a detener.
¡Ni siquiera la cárcel puede romper ese estado zen de dirección!




Tan solo la detención y casi posible ejecución de Zero es lo que le apaga y entra en defensa y genuina ira que rompe su postura, el cual también expresa por la mirada de los dos como parte de su pasado, y aunque nunca entra en detalles con Zero, tal y como explica su versión adulta hay algo en Gustave que lo rompió, algo que llevó a interpretar su trabajo como una ilusión de lo que era, pero que nunca sabremos que fue en realidad, no tengo ninguna duda que la aparición de su silueta mirando el patio callado era una introducción a tal rol disfrazado.
Pero también puede ser una reacción de defensa por el joven que no tiene nada en su vida y debe protegerlo en señal de lo acontecido, pero como dice Henckles, Gustave también cuidó de él cuando falleció su padre por lo que es posible que sea algo propio del personaje en un momento de humanidad, o una situación de cabrón aprovechado por como implica su relación con la viuda; y eso nos lleva al actor en cuestión.

La relación de estos dos poco a poco ira alterando la formación de sus roles en la cámara, llegando Zero a pasar del botones que está al fondo del escenario, a ser el igual compañero y amigo de su excepcional mentor. Esto en contraste de otros formatos como Jopling y Dmitri demostrará que la evolución de los personajes es auténtica y que Gustave tiene legítimos motivos de admiración por su pupilo, al contrario que Dmitri.




Ralph Fiennes lo lleva con gusto y su actuación acompañada de la grabación en 4:3, los elaborados escenarios del Hotel Budapest (Rodados en Alemania y la Républica Checa) y la composición por el ordenado fondo, su simetría, y uso de los colores otorgan esa coordinación en la película que antes os he dicho que podría ser una desventaja señalando que todo y todos los personajes como Gustave serian más bien una extension de Wes Anderson y no personajes reales perse.




Sé que Fiennes es más reconocido por su rol como Voldemort en Harry Potter (El cual su apariencia es impresionante también por cuanto es capaz de dejarte que veas también a Fiennes) un buen villano sin duda, pero me atrevo a decir que aquí como Gustave H. estamos viendo su rol más icónico capaz de ensombrecer a "El que no debe ser nombrado", no solo por su actuación, sino lo que es capaz de controlar en la narración y este mundo con su personaje en glorioso formato de los años '30. La pulcritud, su control y narración en las largas tomas de recorrido por el hotel, y sus puntuales momentos de sagacidad como sardónica sonrisa van a favor y tendría que haber sido nominado a Mejor Actor de reparto, pero hey, poco a poco.


No se supone que es el protagonista pero no os equivoquéis, esta es su historia y como todo lo acontecido en el tutelaje, la persecución, la gran evasión planeada al milímetro, es todo sobre Gustave incluso para el gusto del futuro Zero en relatar como estuvieron juntos en esta particular aventura en la que solo un hombre como él podría meterse en un embrollo de asaltador de viudas y la pérdida de su queridísimo Hotel Budapest. 
Igualmente, produce un efecto en el Zero adulto que es agradable de ver la expresión de cuanto lo ha apreciado todo este tiempo. Más el efecto que produce incluso en sus compañeros cárcel como el supuesto Ludvig, interpretado por Harvey Keitel.




Hay otro personaje que podríamos contar también con los 2, el propio hotel en sí al formar parte de las narraciones de Zero y el Autor.
The Grand Budapest Hotel y el país de Zubrowka al ser una coproducción alemana fueron rodados los interiores estudios de tal país por las demás compañías y financiaciones alemanas que se ofrecieron en apoyo a la película, un extraño caso para mí el ver más de una producción del país en ofrecer recursos a una película sin que este concierte una audiencia, pero así es el trabajo y la profesionalidad de Fox Searchlight.
El Hotel y sus interiores fueron rodados en el hotel Palace Bristol de la República Checa y demás centros comerciales de Görlitz junto con los exteriores en Saxony, Berlin, y Hungría. Aún no conozco la prisión de la huida pero el sitio es también precioso, esta es otra película en el que la cámara prepara un entorno tan impresionante y fino como noble que no me importaría enmarcarlo en mi casa, pero también llama al trabajo manual que Anderson ha estudiado con "Stop Motion" cuando usa maquetas para el Hotel y sus alrededores, evocando la paleta de colores que lleva usando en cada fotograma de la película. El Hotel Budapest y su construcción es quien impera en el tono del pasado en la narración, siendo rosa en el 4:3 con los entornos y el vestuario, beige amarillento anaranjado en el Cinemascope del Autor, y finalmente destruido en el presente de la Lectora.


Pero no solo es el Hotel, también los alrededores como los montes, el teleférico o el propio pueblo en donde Agatha trabaja como repostera parecen evocar ese patrón de paleta, no hay duda de que distingue las narraciones y como herramienta principal que Anderson siempre procura en su tope de prioridades, y otro punto de lo bellamente que se expresa en esta película.



Hay más cosas aparte del apartado técnico y el uso de los colores y otras herramientas en su narración como de los principales personajes, esta es una historia perfectamente contada y con un sentido del humor tan variado que sorprendentemente no llega a romper la compostura que crea, más bien la acentúa como Zero defendiendo el honor de su mentor.
La música favorece más ese apartado de patética persecución digna de un tebeo de Tintín cuando usan la balalaika, es todo un agradable momento de risas apreciar ese estilo ruso que opera Alexandre Desplat.
Es más, ahora que lo pienso hay muchos elementos en El Gran Hotel Budapest que recuerdan al querido héroe belga, no solo por la trama sino por el sentido de esa lucha por limpiar el nombre de alguien en una aventura por el globo con el motivo del valioso cuadro o la historia que hay detrás de él, junto con la silenciosa y elaborada forma de escapar de la típica prisión con los no típicos amigables presos vestidos con el clásico y ya casi no visible uniforme de rayas blancas y negras.
La música y el ritmo parecen seguir ese tema y Tintín luego adoptaría esos elementos inspirado por Alfred Hitchcock al realizar Con la muerte en los talones (1959) con lo que esta película puede que tenga un especial valor para los fans del personaje y el público francés y belga por como adopta características ya populares y les rinden homenajes.




¿Mi escena favorita? Esta sí que es difícil, hay MUCHAS escenas graciosas y maravillosas ya sean por como arrastran esa tensión y en un chasquido todo va a algo más grande y divertido como cuando Jopling tira el gato de Kovacs por la ventana.
Tal vez un ejemplo puede ser la prueba de paciencia en las montañas, están bien filmadas y presenta buenas maquetas y actuaciones, me gusta el ritmo que adquieren para probar nuestra paciencia al igual que con Gustave.




Emocionalmente puede que sean las escenas en las que vemos a Abraham reflexionando o deteniéndose cuando habla de Agatha y el Autor se da cuenta de que está entrando en el corazón de Zero, o cómicamente TODO en lo que Jopling y Gustave aparecen.
Siguiendo ese tema, creo que me quedaría con la frenética persecución en el museo no solo como prueba de lo entretenida que es esta película sino también como prueba de como Wes Anderson es capaz de enlazar su ritmo, su pausa, y la expectación y terror por Kovacs en una escena que puede funcionar en calidad de un momento de terror ante el manejo del suspense, los cortes, las actuaciones y el uso de la sombra y la fría luz de la salida.
La grabación pausada que enmarca la carrera entre Jopling y Kovacs, la música, la honesta pero característica actuación de Jeff Goldblum son capaces de contar esta escena sin llegar a dañar el tiempo y el ritmo de la película, y aún así dejar una gran impresión para el espectador.
(Por cierto, algún fan de Anderson puede aclararme si la foto en la que encuentran a Kovacks en el sarcófago es una mención a Zé do Caixo porque las similitudes son casi del 100%)




Como decía, Anderson también nos provee de esos momentos de pausa entre el Autor de Jude Law y Zero, en el que pasamos del 4:3 al 2.35:1 para ver el contraste del hotel y el propio joven Zero pasando de inseguro y sin expresión a su versión mayor, lleno de pesar y congoja por cuanto ha desaparecido de su alrededor y cuantos recuerdos están despertando el contar su increíble historia, emociones que también empiezan a empatizar el Autor como el público.
No se me ocurre ningún ejemplo de libro, película u obra en donde el narrador se ve afectado así en darnos esa información a nosotros el público, así que crédito a esta película por añadir este ángulo de emociones.

F. Murray Abraham es otro gran actor conocido por interpretar al paranoico y no exacto en la historia Antonio Salieri en la película Amadeus (1984) pero os sorprendería si os dijese que este es el rol en el que más me ha encantado. Abraham es un actor capaz de lograr y expresar tanto amor, congoja e importancia en su narración que lo convierten en un narrador notable, y como personaje de Zero su evolución es bastante madura y trágica. El actor y su barba, su cuidado en la expresión y forma en que denota cada suceso y pausa es lo mejor llegando a la altura de sus anteriores y más actuados trabajos, una prueba de simple y menor rol metódico.
Hay algo en su voz, al hablar del aprecio que tiene por las "ruinas de su querido hotel" y de Agatha que tocan mi estima y admiración por el progreso de Zero y lo que significa para él todo lo que estamos viendo.



Como es capaz la versión del Autor Jude Law de describir, él era el único huésped del hotel que estaba profundamente sólo, no como otros huéspedes que buscaban la reclusión para relajarse o disfrutar de actividades privada, sino que era un sujeto que presentaba un pesar y un distanciamiento solitario que llamó la atención de nuestro narrador debido a que ambos padecen la misma condición.
Siempre vuelve a su hotel en temporada baja y ocupa el menor punto de atención hasta que se encuentran en los baños árabes.


Las puestas en escena de Abraham son siempre una ventana a ver lo que se ha perdido del hotel, que se ha mantenido o sigue preservándose y de como el personaje se ancla al pasado de la mejor época de su vida, el cual puede explicar porque es tan reservado y solitario pero no en un efecto negativo como se suele hacer. Aquí es un especial tributo que ennoblece más a Zero por cuanto ha significado para él todos ellos, manteniendo algunas estructuras y el tipo de postre que Agatha solía preparar en Mendel's, lo cual nos lleva hablar del momento en el que Zero entra a explicar como Agatha tuvo el rol de salvadora en esta historia.

Antes hablé de la "Mise -en-scène" el cual es una expresión del cine para describir el proceso de formar o componer una escena a partir de la manipulación de actores, escenarios, atrezo o demás elementos que conformen un tema visual en la cinematografía. Wes Anderson  y su colaborador Robert Yeoman manipulan esos objetos como el color, la forma y la profundidad  y la propia cámara durante la narración de Zero para formar una puesta en escena en donde vemos las relaciones del Hotel, Gustave, Zero y Agatha ancladas al Mise -en-scène de toda la película.
Viéndose una vez más en el formato de la grabación para formar el periodo de tiempo en donde transcurrirá, el efecto de la iluminación en los personajes como cuando desvanece del rostro de Zero adulto en señal de que ha perdido algo intangible que vivía dentro de él, este uso de la luz también adquiere profundidad como antes mencioné con la vuelta al rostro del narrador, pero es más detallado al inicio del relato, con la cámara aproximándose a F. Murray Abraham y apagándose la luz para entrar a la Parte 1 del relato. Y así, continuamente entra y va la luz, hasta que mencione el rol de Agatha y notas la importancia en las lágrimas cuando la luz te deja ver de nuevo su rostro (Con otros personajes también adquiere un rol de tortura y perturbación como con Serge interpretado por Mathieu Amalric).

Al principio tome el rol de Saorsie Ronan como el de la enamorada, pero entonces vi que Anderson proveyendo el color rosa en su entorno en Her Mendel's y el del Hotel Budapest se señalaba ambas como algo puro que vale la pena cuidar hasta el fin de los días, el amor joven e inocente que recordamos con nostalgia, y Agatha es un personaje noble y una mano que ofrece esperanza y los medios para que Gustave escape de la cárcel de la misma manera que el Hotel Budapest guardaba las pruebas para absolver a Gustave del asesinato de Madame D.
Esa paleta de colores vuelve a estar en el formato del close-up de Agatha, como alguien que ha entrado al mundo de Zero cálidamente ante el fondo invernal. Una toma preciosa debo decir amigos.


También se me ocurrió que Zero alguien profesado a mantener el orden como el concierge de Gustave, demostraba cierto gusto por el desorden al enamorarse de una joven con un rostro asimétrico, hasta que me di cuenta de que la mejilla de Agatha es en realidad una rojez con la figura del país México, clara referencia de una relación entre inmigrantes en un país en donde ambos son extranjeros pero que trabajan por tener los mismos derechos que se merecen.
Tal vez Anderson remarcando algo a su público estadounidense al presentar a esta pareja en un país ficticio situado cerca de Austria. 



La privación del trabajo de la paleta de The Grand Budapest Hotel y el formato propio de los años '30 se unirá con el estado desesperanzado de la época al final de la película cuando el ejercito detenga el tren y se lleven a Gustave a fuera. La única escena en blanco y negro procede a representar uno de los días más oscuros en la vida de Zero y de este relato, dejando marca al Hotel Budapest del tiempo del Autor cuando sea privado del rosa y el rojo puro que mostraba.
Esa es la razón de porque el libro de la Lectora presenta los colores primarios de Agatha, como señal de que aunque no pueda mantenerse erguidos como una montaña, siempre es posible volver a verlos e introducirnos en su historia.
Huelga decir que la simetría y la composición de las tomas no pretende ser del todo impoluta, llegando Anderson a romper las maneras y la proyección en momentos puntuales para remarcar una escena emotiva o cómica caricaturesca. Os pongo estos ejemplos, uno simple es la dedicatoria del libro que Zero le regala a Agatha como momento de expresiva importancia para los dos en su relación, escena en la que Zero no lleva pintado el ridículo bigote de lápiz con el que trata de aparentar un rostro adulto.




Y la segunda y mi favorita sin dudarlo es la ronda de golpes que se dan en la lectura del velatorio con el gracioso efecto de caricatura que le dan a Jopling. ¡Anderson aquí se sale por la cara para cortar a cierta reminiscencia del nominado rol que tuvo William Dafoe en Shadow of the vampire!



Jopling es un personaje sumamente interesante como siniestro, no me costó ver que en cierta forma William Dafoe decide seguir los borradores animados que el director les presentó y por eso se ajusta a un personaje propio de esas pinceladas, atusando gatos que luego tira por la ventana, o caracterizando una presencia y vestuario que destaca del resto de los personajes.
Pero sigo pensando que Jopling y esta actuación es una mención honorífica al conde Orlok que interpretó Dafoe, aludiendo de manera cómica la posibilidad de este asesino a ser un vampiro y en cierto modo así lo parece.
Existe un detalle que cuando volví a ver la película no resultó en la amenaza que vi por primera vez. Yo vi The Grand Budapest Hotel desde el corte comercial de un viaje en avión, tanto en ida como vuelta, y hay una escena que involucra a Jopling y crea un nuevo escenario bastante efectiva. Al ser una cinta con acceso a todos los pasajeros cortaron muchas de las vulgaridades y escenas violentas por lo que también omitieron la cabeza cercenada de la hermana de Serge, y siguiendo las descripciones, los momentos con Zero adulto, Jopling encontrando el envoltorio de Mendel's  y la extraña escena de Agatha comprobando el ático, estaban dejando bastante claro que Agatha murió a manos de este siniestro sujeto, volviéndose luego un resultado esperado viendo que es Zero quien se deshace de tal monstruo.
Solo quería destacarlo como colofón del impacto que tuvo Jopling para mí esas dos veces que vi la película, y luego volver a aparecer Agatha en pleno Hotel Budapest salvando a todos se unió en mi respiro de alivio al ver que seguía sano y a salvo.



Una cosa que lamento recalcar es que no es una historia de suspense e investigación, no hay un momento de giro ni tampoco una gran revelación que nos pilla de sorpresa por lo que si venís a ver la película ante esas expectativas os llevareis un chasco.
Anderson nunca deja una escena en blanco y reparte las suficientes pruebas y detalles para que  los compruebes, dejando claro quién y mató a Madame Desgoff y cómo lo hizo.



Sin extenderme más en la historia solo diré que es de 10, el trabajo del ritmo, las relaciones y el progreso de la aventura es un éxito, especialmente en el momento en el que traen a un agradecido Gustave en términos con Zero y pasamos a ver uno de los momentos más grandes de la filmografía de Wes Anderson, y una lección para respetar tanto inmigrantes como refugiados de un país, especialmente ahora más que nunca, no solo en EEUU, sino en todo el mundo.
Impresionante diálogo y buena contestación Zero.




Honestamente, no hay mucho más que explicar de El Gran Hotel Budapest, he hecho lo posible por analizarla pero no hay ocultos temas, retrospectivas, alegorías o simbolismos que den juego a una lectura que quiera explicaros. Tan solo verla por interés en su historia, e introducción a la producción y fotografía del director que puede abriros las puertas a ver otro tipo de cine que no estabais buscando.
Ni siquiera Anderson parece detallar mucho su trabajo en la cinemática en Anatomy of a Scene como otros directores que hemos puesto en el blog, y eso en la que discutiblemente puede ser su mejor y más graciosa escena de toda la película.
Mirad si estais interesados este enlace de un estudiante de cine llamado Joseph McNary en donde remarca lo antes hablado de las puestas en escena que tal vez Anderson debió de ejemplificar en su entrevista.




The Grand Budapest Hotel (2014) es otra de las grandes películas de 2014 que se unen a uno de los mejores años para introducir al público a grandes actores, directores y guionistas.
Su historia, el como deciden variarse en contarla llamará la atención a fans del propio director, y se distingue de toda su filmografía por el uso de un reparto coral condenadamente buena y con excelentes momentos, pero que no restan importancia de los escenarios, el uso de la saturación y el color, y el ingenio que Wes Anderson elabora para poder destacar el paso del tiempo en la historia como rodar ante condiciones que desafían a otros directores a adoptar sus pasos para ahorrar tiempo y dinero (Mirad como ruedan la parada del tren sin llegar).
Una vez más, su historia, su comedia y su ritmo y como lo llevan, crean una cinta digna de admirar por todo el trabajo empleado, y una emocional historia que aún puede afectarnos.

Algo que no puede volver a recuperarse pero sí preservarse para poder narrar la pureza del relato como deja el Autor intacto en el mismo libro rosa que la Lectora se pone a leer. Algo que él mismo captó con éxito y no volvió de nuevo a ver el Hotel con el mismo sentimiento de aislamiento que tantos años encontraba.



Esta es la elección recomendada para ver tranquilamente en el calor y la comodidad de estas fiestas, ya sea Navidad o un descanso del trabajo antes de volver en enero.
Aunque no sea una película navideña, quería subirla al blog por razones de traeros el invierno y el significado que pueda daros verla en estas fechas, siendo navidad la época de dar en vez de recibir, pensad en la actitud y genuina amistad entre Gustave y Zero y explorad si vuestro pasado os ha ayudado a llegar a ser la persona que deseabais a principios de 2019.




Me identifico mucho al ver al Zero adulto reflexionando el recorrido de mi vida junto a quienes estuvieron conmigo y quienes no siguieron a mi lado, en base a eso os traigo mi reflexión a esta película y mi deseo ha hacer 2020 un año mejor para mis amigos y familiares.
¡Quisiera terminar dando las gracias a todos los que me habéis leído, desearos felices fiestas, felices navidades y un prospero año nuevo como siempre!

Volveremos en enero con otra película, no habrá análisis televisivo me temo, pero os traeré al menos algo que pueda permitirme hablar del recorrido televisivo del maestro David Lynch.
¡Nos vemos en 2020 gente, pasadlo bien!


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